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Fuera de la ley
- La historia de Madrin, Olivier Misson (el pirata filósofo), Calamity Jane, Marius Jacob
y de otros cincuenta hombres y mujeres sedientos de libertad, para quienes la búsqueda de un mundo mejor se convirtió en una obsesión y constituyó su mayor ansia. - Se sublevaron contra toda forma de injusticia, se rebelaron contra el monopolio de las grandes potencias marítimas, en oposición al advenimiento del mundo industrial, echaban de menos los grandes espacios vírgenes.
- Para no perder su libertad decidieron dirigirse hacia una muerte segura, anticipando de forma consciente un final ineludible.
Una injusticia arbitraria, el enriquecimiento descarado de una minoría y la opresión de los más pobres convirtieron a estas sagaces personas de honor en temibles forajidos. Sus ideales exigen un sacrificio y se pagan a un alto precio: la rueda, el pelotón de ejecución o el ensañamiento ciego de las fuerzas policiales.
El robo, la huida y la soledad marcaron el destino fuera de la ley de estos liberados, y aunque las proezas armadas de estos aventureros son por todos conocidas, su verdadera revolución transcurrió a menudo en silencio. Considerados en primer lugar como aterradores malhechores, estas personas que vivieron al margen de la ley también consiguen ejercer una oscura fascinación sobre cada uno de nosotros. Resulta difícil no compartir en secreto su sed de rebelión.
Contenido
Introducción 9
Los Robin de los Bosques y el cobijo entre los árboles 14
La vela negra y la evasión de alta mar 48
Los ases del gatillo y la nostalgia de los espacios abiertos 94
Los diablos del desierto, entre la península Arábiga y el Cuerno de África 132
Los insumisos, anarquistas y los revolucionarios 160
Golfos de ciudad y bandas del extrarradio 206
Estar al margen de la ley en el siglo xxi 233
Notas 234
Autor
Tras pasar su juventud leyendo y soñando, Laurent Maréchaux consagró algunos de sus años estudiantiles al activismo revolucionario, lo cual le llevó brevemente a la cárcel de la Santé. Después emigró a Italia y más tarde a Norteamérica, donde se dedicó, siguiendo los pasos de Jack London, a la explotación forestal y a la vida al aire libre. A principios de los años ochenta viajó a Afganistán junto a los muyahidines del comandante Wardak. Participó en la fundación de la organización no gubernamental Solidarité Afghanistan y colaboró en Quotidien de Paris y en Libération antes de fundar una agencia de comunicación. El 2001 decidió levar anclas y recorrer el mundo como hicieron los grandes escritores viajeros que marcaron su juventud. Tras haber atravesado a vela el Cabo de Hornos se instaló en la Patagonia, en Bali y por último en Kenia, donde escribe novelas épicas.